25 febrero, 2015

NIEBLA

Cuando cae la niebla
yo ya suelo andar perdido,
tanto que me hablan de Tú los cuervos
y me invitan a alpiste y bellotas recién robados
de mansiones de otros pájaros y cerdos despistados,

y a beber charcos sin suelas
en los preciosos callejones donde sólo caminan
las sombras de un bello olvido.

En la naranja mañana,
bien comido y borracho de todo menos dudas
me poso en la vida para mirar
cómo una niña arranca, una tras otra,
las hojas de un calendario.

Y a su madre riendo, saltando sobre ellas,
extasiada y casi sin tiempo para respirar
mientras su reloj se incomoda
porque hasta las agujas se rompen solas.

Yo les aplaudo 
con las manos o las alas,
y con el pico o con la boca
emito un ¡Bravo!

¡Gracias por existir y por la lección! 

Y siento el viento al pasar por el corazón,
que alguna vez y por fín nos dejará ser como él,
un trato con la aorta y lo demás muy poco importa.

Ni ebla, ni monedas ni apariencia ni razón.

04 febrero, 2015

Ciudad cero (Ángel González)

Si nunca leyera y viese éste inabarcable mundo 
con la extraña dulzura de tí y de otros,
apenas sabría cómo encontrarnos
en las infinitas formas de pensar al mirarlo todo.

https://www.youtube.com/watch?v=y3dilm2Endk

02 febrero, 2015

TRANSITO (Y)

Me tiré del tren sin tan siquiera haber visto la ciudad. Sólo un cartel, allí a lo lejos, con el titular de nosequéespacio. Había visto una preciosa cabaña unos metros atrás, y el instinto fue raudo. Menos mal.... Soy tan raro que suspiro en vez de hablar y cuando mi suerte la vio pasar no pregunté ni por su nombre.

Tan sólo la imaginé con esas locas ideas en los ojos erizando hasta la corteza del viejo árbol. Tan sólo la proyecté tumbada, soñando, cada día, un final feliz para cada corazón noble.

En fin, salté. Quizás allí la podría encontrar. Yo llevaba guardando aire más lustros que vida tengo, que no es mucha pero menos poca. Caminando lento, pisando los miedos que amarré a mis suelas pensando el instante, como si bajo mis pies quedasen aplastadas las trizas de un esperpento. Pero sin una sola frase que decir, tengo que confesarlo, desde mi garganta falta de academias de la lengua que transcriban la boca abierta de mis silencios.

Pronto lo supe, antes de llegar. Quizás antes, incluso, de haber saltado. Allí estaba, sí. Con el otoño y el atardecer confabulando para asesinar la palabra. Cómo describirla, sin resultar un loco enamorado.

No hojas pálidas antes de suicidarse, ni una alfombra de hojas caídas que saltan esquivas a nuestro paso. Su movimiento mientras caen, en el justo instante del mundo transitando hacia cualquier aburrido estado.


Así es ella, el más bello tránsito. De ahí mi silencio. También transitando.

TRÁNSITO (A)

Me encanta por cómo se ve,
no por la primera impresión
ni una posdata a pie de página.

Hay objetivos que retratan la vida
como un bello tránsito
de la desesperanza a la alegría:
sacar la sal de la herida,
y cada mañana de cada día
atarle al daño una brida
sonriéndole a tus propias lágrimas.

Ella es así.

Un otoño palpitante
en la levedad de las estaciones.

No hojas pálidas antes de suicidarse
ni una alfombra de hojas caídas
que saltan esquivas a nuestro paso...

...Y sirven de balsa a la tierra
cuando la guerra sube,
una nube sufre y, rápido, llueve,
sin pensar en quién duerme al raso.

Ella es la hoja que cae
en el justo instante
del mundo cambiando
hacia cualquier aburrido estado.

El más bello tránsito,
entre la rama que desiste
y el suelo que padece,

ajeno a los vientos cambiantes,

concentrada en lo breve
de cada átomo por separado.