14 febrero, 2016

EIDETISMO (II)

Cómo puedo recordar tan bien a alguien que no conozco,
tener mi eidetismo metido en su cama,
un espasmo que arranca en el cuello
y escapa por los dedos de los pies,
capaz de romper cada impresión de un encefalograma.

Hoy puedo leer en los posos del café
la proporción áurea
que inmortaliza la brevedad de una mirada;

se come la luz
su espalda de gotas bajando asustadas,

se come cada rincón de la habitación
si se gira para gemirme a la cara.

Se come su propia sombra,
devora la mía,
lo engulle todo en torno al Ahora,

le arranca vida incluso a la Nada.

No hay comentarios:

Publicar un comentario